DIETA SALUDABLE Y EJERCICIO FÍSICO
Hace pocas semanas hablábamos
de la importancia de incorporar hábitos cardiosaludables como la
actividad física en nuestro día a día. Hoy completamos el tema con esta
entrada. Uno de los objetivos de la alimentación es aportar al organismo
la energía que gastamos a lo largo del día. El balance debe ser igual a 0, si
nos hallamos en estado de normopeso (lo que sería un IMC entre 18.5 y 24.9, según la Organización Mundial de la
Salud. Pero la actividad física también nos puede ayudar a reducir
el peso en caso de sobrepeso u obesidad, factor de riesgo cardiovascular,
si provocamos un balance negativo: la ingesta de calorías debe ser inferior a
lo que gastamos con la actividad normal diaria más el ejercicio físico.
Es necesario que la alimentación se adecue a
nuestras necesidades, ya que puede afectar al rendimiento durante la actividad
física y, por supuesto, también al desarrollo de la actividad intelectual.
El tipo de alimentación también varía en función del objetivo que
busquemos.
El cuerpo humano requiere entrenamiento para
mantenerse en forma y afrontar la actividad física sin que esto cause
efectos secundarios en el organismo por falta de preparación física. Pero
dentro de este entrenamiento debemos contemplar la alimentación, tanto antes,
como durante y después de la actividad.
Las siguientes pautas pueden ayudarnos a hacer un
aporte correcto de energía y nutrientes en distintas situaciones:
- En el caso de actividad física suave, tipo andar, yoga, mantenimiento y por el estilo: La alimentación debe adecuarse a las recomendaciones saludables en función de la edad, el sexo, la talla y el peso.
- Cuando pretendemos desarrollar la musculatura: Es necesario incrementar ligeramente la ingesta de proteína para aumentar la síntesis proteica, no más de 1,5-2 g/Kg al día; esta adaptación de la dieta debe estar supervisada por profesionales de la salud, ya que podría llegar a perjudicar el riñón.
- Para actividades deportivas más intensas y de tipo aeróbico, como correr, danzar, nadar, practicar spinning, etc., o deportes como el baloncesto, el balompié, el tenis y muchos más: Aquí depende de la intensidad con la que la practiquemos y el tiempo de duración. Por ejemplo, si invertimos 2 o 3 horas al día, deberemos incrementar nuestra dieta entre 1500 y 2500 calorías de forma equilibrada, incrementando los macronutrientes en la proporción adecuada (HC 50-60 % del Aporte Energético Total, proteínas 12-15 % del AET y lípidos 25-35% del AET, siempre dando prioridad a las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas de origen vegetal, en el caso de los lípidos.
Éstas serían las recomendaciones básicas para el
día a día, pero si tenemos una competición a la vista, hay recursos para
mejorar el rendimiento, como por ejemplo seguir la dieta de llenado de
carbohidratos los tres día previos a la prueba, en la que los hidratos de
carbono suponen el 65-70 % del AET; con ello mejoramos las reservas de
glucógeno muscular.
Mantener una hidratación correcta es imprescindible en todas las
circunstancias. Las recomendaciones generales se sitúan alrededor de los 8
vasos al día, pero durante la sesión deportiva es crucial tomar líquido para
evitar la deshidratación, ya que se puede llegar a perder entre 1.5 y 2 litros
por hora de actividad intensa.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.efweb.net/3ESO/14_hbitos_saludables_dieta_equilibrada.html
http://www.alimentacion-cardiosaludable.com/%C2%BFpuede-ayudarnos-el-ejercicio-fisico-mantener-una-dieta-equilibrada/
http://www.naos.aesan.msssi.gob.es/naos/ficheros/territoriales/andalucia1.pdf
http://es.scribd.com/doc/51729689/Actividad-Fisica-y-Alimentacion-Equilibrada-clase
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